"Resulta incomprensible que no nos diésemos cuenta antes", declara
Ignacio Cara Jote, uno de los científicos más prestigiosos en España.
Como muchos de ustedes saben, la dureza de un material se mide según su
resistencia a ser rayado y se emplea para ello la escala de Mohs. Hasta ahora,
según esta escala, el material más duro era el diamante cuantificado con un
10, le seguía el corindón con un 9, el topacio con un 8, cuarzo 7, feldespato 6, apatita 5, fluorita 4, calcita 3, yeso 2 y talco 1.
Pero según Cara Jote, hace ya algunos años que empezó a llamarles la atención el comportamiento de un material, "uno que había estado siempre ahí, delante de nuestros ojos", dice el científico, "y que quizás ese mismo motivo, el de su evidencia, haya sido el que nos lo impedía ver. A veces ocurre esto en las ciencias, tan claro que no te das cuenta", prosiguió diciendo, "y así es como inexplicablemente ha permanecido oculta su existencia hasta este momento", concluyó.
Después de estas declaraciones, por fin, Cara Jote, nos dio a conocer el material del que hablaba, dejándonos a todos estupefactos ya que efectivamente era tan evidente que no podíamos creerlo. "Se trata de la cara de muchos de nuestros políticos", dijo.
Entonces pasó a describirnos cómo habían sido las investigaciones. Estas fueron sus palabras:
"Empezamos a sospechar esta posibilidad conversando de política como lo puede hacer cualquiera. Fueron dos preguntas que nos hacíamos constantemente las que hicieron decidirnos a comenzar la investigación. Una de esas preguntas era que no entendíamos cómo es posible que la cara de estos especímenes no enrojezca al hacer ciertas declaraciones, ya saben ustedes: lo del diferido, el "ya tal", "que se jodan", "la crisis ha terminado"..., y la otra pregunta, que tampoco entendíamos cómo es posible que puedan tener siempre una expresión sonriente, son prácticamente incapaces de cambiarla por la expresión de tristeza o congoja que debería conllevar las circunstancias que asolan a nuestro país. Así que decidimos solicitar a uno de estos políticos permiso para hacerle un estudio, obteniendo los resultados de la evidencia. La red neuronal contenida en los cerebros de estos individuos transfieren a las células de sus caras una estructura increiblemente dura. Incluso una lágrima que se le escapó al ser imputado resbaló por la piel de su cara tan rápido que casi pasó desapercibida. Y por último, la prueba del diamante no dejó lugar a dudas, aunque tuvimos que cedérselo en contraprestación a sus servicios".
La duda está ahora, según Cara Jote, en qué hacer con la escala de dureza, si darle el 10 a la cara de estos políticos y desplazar a los demás materiales hacia abajo o simplemente cuantificar su dureza con un 11 como categoría de honor.
También están pensando ya en las posibles utilidades de este material, ya que como; al contrario que el diamante, que es frágil, este material es maleable, si cedieran sus caras al fallecer, se podrían encontrar múltiples aplicaciones, y así, ya que no fueron útiles en vida, que lo puedan ser después.